martes, 5 de enero de 2010

Murio Sandro


Que difícil resulta titular esta noticia, toda vez que seguramente ya se lo haya hecho mejor y con mayor originalidad. Es que se murió mucho mas que un gran cantante, interprete, showman, se muere un ejemplo que hace falta, siempre.

Si, no es un exceso, es así. Un tipo con una vigencia singular de mas de 40 años, que nunca necesito del escándalo, que no necesitó cambiar todos los años de un modelo mas joven de mujer, que no entró en polémicas mediáticas para …ser Sandro.

El secreto debe ser que era Sandro, como Gardel, el mito.
Como no van a hacer falta tipos así, si cualquier cacatúa con 20 segundos de fama, dan “reportajes exclusivos”, “muestran su casa”, niegan romances que ellos mismo inventan.
En estos días tuve un deseo respecto de su salud, mezquino para muchos, pero necesario: Sandro se recuperaba, y volvía a cantar!! Y la televisión toda era para él, y se limpiaba de los mediáticos, sabios de la nada, exhibidores sin talento, para dar lugar a su magia y ese romance eterno e inquebrantable con su público.

De mi parte, gracias. No por la obra musical aunque quien no se movió al ritmo de sus canciones y quien no las canta, por el ejemplo. Yo siempre digo que de dos vías bien diferentes se puede llegar a las tapas de los periódicos: Caminando desnudo por la 9 de julio o destacándose en alguna tarea en base al esfuerzo y al trabajo. No es casual que la muerte de Sandro adquiera repercusión mundial. El demuestra que no es lo mismo hacer las cosas bien que mal y que la fama puede no cambiarte la cabeza.

Seguramente, en algún lado, ya mas tranquilo, con una guitarra, ya esta moviéndose como en sus inicios en Valentín Alsina, cantándole a sus nenas de siempre, seduciendo a las estrellas. Chau troesma!!!

No quiero que me lloren, cuando me vaya a la eternidad, quiero que me recuerden como a la misma felicidad”...RS

domingo, 29 de noviembre de 2009

El fútbol como tema de Estado: La pelota no se mancha, se desgaja

En 2009 la historia volvió a repetirse. Mucho se dijo de la cancelación del contrato que unía a la AFA con la eternamente sospechada empresa Torneos y Competencias –TyC-, mediante la cual el Estado asumiría un compromiso de 600 millones de pesos anuales iniciales para quedarse con los derechos de la televisación del Futbol. Así las cosas resulta difícil no celebrar una medida que promociona el “Fútbol para todos” y rompe un contrato del cual todos los actores involucrados, a excepción de la empresa productora, se perjudican.
Probablemente estemos discutiendo esta decisión por el insoslayable contexto en el que se toma y porque, particularmente, el gobierno nacional nos tiene acostumbrados a “meter mano” en las cuestiones de estado revisando nuestra historia reciente.
No hay que ser demasiado sagaz para entender que este arrebato encuentra en el desbocado conflicto con Clarín una buena razón de intervención para el gobierno. El proceso de concentración mediática también había llegado al Futbol de la mano del eterno Julio Grondona quien quizá, a través de los contratos de televisación y sin saberlo aunque aspirándolo, haya comenzado desde ese momento a ser el indiscutido “mandamás” del Futbol Nacional.
Claro que eran otras las circunstancias, y de eso si que sabe el Presidente de AFA. Supo ser protagonista de la depuración de los dirigentes de futbol en la AFA durante la dictadura militar, lugarteniente dilecto del tenebroso Almirante Lacoste, la cara elegida por los militares para limpiar al Futbol de Política. Como un buen gendarme de los intereses de turno, eficientemente contribuyo en esos tiempos a que el Futbol, mas que un deporte, es la pasión de las mayorías, tuvieran garantía de silencio de manera de no alterar el orden dictatorial. Con el advenimiento de la democracia supo acomodar los melones en su carro, se venia el tiempo de la política y Grondona resolvió la encrucijada; el riesgo de su salida fue sofocado con el golpe económico en el futbol, la privatización de la comercialización del deporte mas popular de la Argentina, silenciaba con dinero a todo dirigente que osara salir del esquema del Presidente.
Con esta música de fondo, la decisión del Gobierno es, al menos, una “gambeta rara”. La principal razón es que quien firmó el contrato de privatización es el mismo que hoy acude a la “soberanía popular” de ver todo y cada partido que ande por ahí, con el argumento justiciero que al Futbol espectáculo le faltan ingresos que la empresa que el mismo inventó, 25 años atrás, no es capaz de resignar. Es raro que a Don Julio se le escapen algunos números, el que con su profesión de comerciante supo de tanto éxito y ascenso personal.
En marzo de 2003, la AFA, solicitó al entonces presidente Eduardo Duhalde dar solución al grave problema de la deuda previsional que tenían los clubes, cercana a los 150 millones de pesos. Como siempre, hubo respuesta, que gobernante en su sano juicio permitiría que la pelota no ruede? El 20 de mayo, a cinco días del traspaso del poder a Néstor Kirchner, Duhalde, firmó el decreto 1212/2003, a través del cual se modificaba el régimen previsional para las entidades con fútbol. De esa forma el Estado saldaba las deudas que los clubes mantenían con el Instituto de los Recursos de la Seguridad Social
El cambio benefició a los clubes, que necesitaban ponerle fin a sus propios problemas financieros. En ese entonces muchos se preguntaron: ¿cuándo terminaría de cobrar la Administración Nacional de la Seguridad Social (ANSES) la deuda con un porcentaje tan bajo de retención (0.5 % sobre los ingresos por derechos de TV, recaudaciones y transferencias de jugadores)?
En aquel entonces el fútbol se convertía en un tema de Estado y con la complicidad del poder político y económico buscó tapar los errores que el deporte, que mueve millones de dólares al año, no pudo o no quiso solucionar por sí solo.
Seis años después de ese “salvataje” volvimos al mismo estado de situación: “los clubes están endeudados” dijo el polémico Julio Grondona (para muchos el real culpable de la mala administración de los clubes). Días después la AFA rompe el contrato con TyC.
De ese modo el Estado, a cambio de 600 millones de pesos al año, se mete en el negocio del fútbol. Sin entrar en la argumentación de sectores de la oposición que hicieron del tema una postura meramente oportunista, si la pregunta que cabe hacerse es si este estado que recién esta en un periodo de reconstrucción, recuperando roles en áreas verdaderamente estratégicas debe entrar en la actual “timba” del Futbol.
La gambeta, fiel al paladar futbolístico de este gobierno, hubiera sido intervenir, claro que si, pero poniendo patas para arriba este entramado perverso que logra, por ejemplo; que a un puñado de dirigentes a poco de acceder a la directivas de los clubes, les cambie la suerte de por vida, o que las trasferencias de los futbolistas se presten a la retribución de favores de los garantes del negocio (Barras, seguridad, adicionales, representantes, periodistas especializados) mas que a reflejar el costo de los servicios de un jugador, o ni hablar de las bendiciones arbitrales “que ya van a venir”, siempre y cuando se garantice la continuidad del sistema.
Por eso que algunos nos molesta particularmente el costo de legitimar a un personaje que tuvo mucho que ver con la época mas oscura de nuestro pasado reciente y, a excepción de todos los demás aspectos de la vida nacional, que día a día no tiene problemas en acomodar su discurso de modo de sostenerse, “todo pasa”.

“El grupo Clarín también es parte de esta historia porque, en su momento, gracias al titular de la AFA, se quedó con el fútbol sin licitación, protegió a Grondona y a dirigentes de clubes sospechados de gravísimos casos de corrupción porque eran sus operadores dentro del sistema, para que los aumentos que el fútbol pidiese tuvieran el buen criterio de lo que Clarín quería pagar y no de lo que el fútbol necesitaba pagar.
Generaron transmisiones de radio por televisión, sin imagen, también para terminar con los otros medios”,

Víctor Hugo Morales Diario Perfil


Si el costo de tener libre acceso a la televisación de todos los partidos de cada fecha de cada campeonato y torneo (no olvidemos que la lógica empresaria introdujo hasta la “copa de leche” con tal de vender algún producto) es avanzar hacia una mayor degradación de valores, perdida de identidad y gravitación de los clubes, una dirigencia cómplice con la violencia estructural que convive con este maravilloso juego; que se que den con esto, El futbol será realmente para todos cuando saltemos hacia un cambio para que todo cambie y no para que todo pase, podamos verlo o no por TV.

Extraido de la revista "La respuesta" Nº 11

sábado, 11 de julio de 2009




Murió Alfonsín. Y da pena. Las muertes en general dan pena, inspiran sentimientos bondadosos hacia aquellos que la padecen. Porque la muerte se padece es que todos parecen verse en la obligación de “embellecer” al muerto.
No es el caso, no hace falta, Raúl Alfonsín tuvo suficiente mérito para lograr el merecido lugar en la historia argentina, no merecía una puesta en escena exagerada y sobredimensionada.

La historia nos presenta la ventaja de poder valorar los hechos despojados de pasiones y golpes de efectos de nuestra vida política. Con el regreso de la democracia, privilegiando la institucionalidad y respetando el veredicto de los derechos cívicos, Alfonsín fue, aunque la mayoría de los argentinos no lo advirtamos, un contribuyente de la causa de los trabajadores.

Nadie mejor que los trabajadores, en especial los sindicalizados sabemos lo que representaron los tiempos de dictadura: pérdida de derechos individuales y colectivos, desindustrialización, persecución y muerte. También fue protagonista, al mismo tiempo, de la mayor ilusión y desencanto que viviera la historia contemporánea de nuestro país.

Sociedad rural, Militares, poder económico, medios de comunicación se encargaron de vendernos el Alfonsín que no fue, el del bronce, el que sirve para erigirlo en estandarte perfectamente oponible a un gobierno del que intentan deshacerse con medios poco democráticos.
Costó ver, durante esos días, imágenes o testimonios del Alfonsín de la hiperinflación, el arquitecto del pacto de olivos, el que podía acompañar de atrás porque ya no ganaba elecciones. Porque? Si quizás ese sea el más necesario hoy.

El cabeza dura que privilegiaba la democracia al éxito electoral, el que se enfrentó a todas las corporaciones aun desinteligentemente, el que murió pensando en la construcción política y en la vigencia y reconstrucción de su partido político, el que descreía de los oportunistas. Ese ejemplo es necesario, en tiempos de la shoppinizacion de candidatos.

Alfonsín era Alfonsín, qué duda cabe, con todas sus circunstancias. No había necesidad, no hacía falta que nos digan lo que no es. En definitiva Alfonsín es parte de la historia, a pesar de la opinión publicada, y los que creemos que nuestro país va a despegar con más práctica política, lo vamos a extrañar!!

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Lic. en Economia. Master en direccion y gestion de los sistemas de Seguridad Social (U de Alcalá Madrid) y Posgrado en gestion de politicas Sociales.